Modelo de trabajo integrador
Mediante la psicoterapia integradora se utilizan métodos diversos sin limitarse a un único abordaje teórico. En concreto, pretende buscar aquellos elementos o factores comunes de todas las terapias que hacen que el trabajo terapéutico sea más efectivo más allá de las diferencias de cada orientación.
Frank (1985), fue quien propuso los 6 factores comunes a todas las psicoterapias:
1 – Relación terapéutica de confianza, lo que se llama alianza.
2 – Explicación racional del problema del paciente.
3 – Proporcionar información nueva sobre la causa y mantenimiento del problema.
4 – Esperanza o expectativas de encontrar ayuda en el terapeuta.
5 – Oportunidad de tener experiencias de éxito y dominio del problema.
6 – Facilitar la activación emocional.
Desde un criterio práctico, se pretende seleccionar técnicas concretas y eficaces de diferentes orientaciones que sean las más adecuadas para cada paciente. De esta manera, las técnicas no serán efectivas por la teoría en sí, sino principalmente por la capacidad para el paciente de sentirse bien realizándolas y por ser estas las más convenientes para su esquema previo de creencias.
Corrientes psicológicas y sus correspondientes técnicas:
– Terapia breve centrada en soluciones: en las primeras sesiones, utilizamos la entrevista enfocada en esta corriente para acordar objetivos con el paciente a trabajar. Y lo más importante, buscar excepciones a los síntomas, es decir, todo aquello que hace donde es capaz de vencer al síntoma, buscamos herramientas que ya posee la persona para que las potencie y las ponga en práctica desde el primer momento.
– Psicoeducación y regulación emocional: es primordial que la persona entienda cómo se generaron los síntomas y qué los mantiene. Todas las emociones (agradables o desagradables) tienen una función y cumplen necesidades. En ocasiones, nuestra relación con las emociones no es adaptativa, creando sufrimiento y malestar.
– Autocompasión y mindfulness: son estrategias de regulación emocional y de autocuidado. El mindfulness busca una forma más neutra de relacionarnos con las emociones y síntomas mediante técnicas de meditación. La autocompasión busca el autocuidado y valoración propia de una manera objetiva y genuina.
– Aceptación y compromiso: esta corriente intenta que la persona acepte que el dolor es inherente al ser humano, evitar el dolor es lo que realmente nos produce sufrimiento.Propone una terapia que vaya en busca de aquellos valores que son importantes para persona y que no atiende al estar paralizado por estar atendiendo únicamente a los síntomas.
– EMDR: El nombre de la terapia corresponde a sus iniciales en inglés de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares. Es una terapia integradora diseñada por Shapiro, que consiste en estimular ambos hemisferios cerebrales mientras nos exponemos inicialmente a un recuerdo no integrado y que nos genera malestar. Lo que hace el EMDR es activar el sistema innato del cerebro de procesar la información. El terapeuta debe localizar las experiencias clave que se conectan con el problema actual, acceder a esos recuerdos, sensaciones, creencias y emociones que los acompañan, y ayudar al cerebro a desbloquear esa información, procesarla e integrarla. También existen otras modalidades de estimulación bilateral (táctil, auditiva..) que han aportado beneficios, aunque la que más evidencia en efectividad a día de hoy tiene es la ocular.